lunes, 29 de enero de 2007

Ilusa despedida

El último recuerdo que guarda de él es una suave caricia en su mano, fruto de una travesura, o de un juego de niños, cómo son de inocentes
las cosquillas; pero ese recuerdo se termina en un beso, ese beso que
recuerda con cariño, como cierre de su recuerdo, como final eterno,
que no supo agradecer. Un beso que le dijo, sé feliz, y ella lo
mantiene caliente en su corazón, y tratará de serlo, porque así
agradecerá ese beso que aporta a su insomnio noche a noche, pero que
le permite dormir con una sonrisa entre risueña y melancólica, hasta
que despierte, dos o tres horas después.
Luego de ese beso, nada, no recuerda nada, o no quiere recordar,
porque la felicidad es en parte recordar lo que uno quiere, y lo que
ella quiere es estar contenta, y para eso sólo recodará ese beso, y
verá en él un dulce final, pero no dirá adiós, dirá HASTA SIEMPRE. 
Y nada más.