lunes, 19 de mayo de 2014

La calma que antecede al huracán

- Ya no quedan manchas de rímel en la almohada.
- Sody no volverá.

Sólo he recibido mensajes de silencio desde que partiste, han sido escritos con tinta sabor a mar en forma de gotas pesadas, bailarinas, saladas, que se caen por culpa de la gravedad.

He tenido que enviar mensajes que sepan nadar, que busquen la corbata a rayas del osito poseso, todo para mí, todo para Ca. He querido volver al adiós para convertirlo en un jamás donde no exista una despedida, una ida sin regreso, una lágrima en altamar antes de tu viaje sin retorno a un lugar al que no puedo llegar.

He cantado la canción con que te dije mis secretos, he gastado el rímel con el que manché tu corbata de navidad, he prestado tu perfume para dormir en silencio y preguntarte en mis sueños cómo estás. He abrazado tu cuerpecito con un pecho lleno de culpa, de mis manos brota siempre un olor a soledad, me has mirado y en susurros hemos vuelto a cantar, he recordado la alegría y he llorado cuando me he sentido despertar. Una carta tras otra debajo de la almohada, sonrisas que disfrazan la calma de las noches sin dormir, gritos ahogados por un huracán escondido, comprimido, culposo, con ganas de estallar.

Cada llegada a casa es un permanente deseo de encontrarte en mis sueños, eterno confidente de mi dolor. Al cerrar los ojos y verte nuevamente, más de una vez, no he querido despertar. Más de una vez te he llamado, pero sé que no volverás, sé que seguirás siendo un confidente ausente, un recuerdo permanente, un amigo para siempre, un Osito de Taiwán.

(Un osito de peluche de Taiwán - Los Auténticos Decadentes)