Una lágrima se asomó cuando bajé la mirada, qué extraño sentir eso nuevamente, pensé que había olvidado lo que era el amor.
Sólo se oyen mis pasos, mi respiración parece temblar, no sé qué pasará más tarde, quise caminar hasta llegar al final, pero debía hacerle frente al destino, debía volver a verte para atreverme esta vez a decirte adiós.
Ya estoy cerca, el viento ha secado mi pena, el orgullo me endereza el alma y camino altiva como cuando nos conocimos. Llego, me decido a entrar y te veo sentado, esperando, quizá con tantos sentimientos encontrados como yo, quizá indiferente como fui yo, quizá queriendo desaparecer como cuando se acercaba el momento de despedirnos hace tanto tiempo.
Estás tomando un café, tan típico, tan tú.
Me decido a cruzar la puerta, me acerco, estoy frente a ti, en ese momento lo que más dudo es que sea capaz de cerrar nuestro libro de una vez por todas.
Llamas al mozo, pides por mí, sabes muy bien lo que deseo un café largo. Ya quiero irme, es un momento incómodo, no me atreveré a despedirme, no quiero responder preguntas, no quiero que descubras la mujer cobarde que fui.
Preguntas cómo estoy, en un inicio protocolar, nos engañamos uno al otro al decir que estamos bien, sabemos que no es así, que nunca aprendimos a estar separados, que nunca nos perdonamos aquel tácito adiós y henos aquí, queriendo regresar el tiempo, sabiendo que lo único que podemos hacer es perdonarnos por todo ese tiempo que pasó.
Ha sido un silencio muy largo, estoy cansada, la nostalgia me ha jugado una mala pasada, el insomnio me está pasando la factura y termino queriendo creer que todo ha sido un mal sueño. Quisiera que volviera aquella noche y quedarme abrazada a tu pecho, no quiero tomar ese bus, no quiero dejarte otra vez, no quiero.
Qué te parece si recordamos aquellos años, sí, aquellos años cuando estuvimos juntos, aquellos en que reíamos tanto.
Volvamos y traigamos los mejores para ver si podemos volver a reír, extraño mucho verte así, feliz, te extraño, nunca aprendí a vivir sin ti.
Quisiera estar contigo y acompañarte el tiempo que haga falta, ya no quiero verte solo, ni verme a mí así, pero nada puedo hacer, ya no estoy más aquí, soy sólo un recuerdo que vaga en tu vida desde que me fui.
Todas las noches vienes a tomar un café, y pides otro para un amor invisible, para un recuerdo que sigues trayendo a tu presente sin poder renunciar a vivir junto a él.
Lamento haber arruinado todo, lamento haberme ido de tu vida así; quisiera estar viva para poderte abrazar, llorar con tu llanto, quedarnos dormidos y despertar de este mal sueño en que ya no estoy, en que ya no estás, darte un beso y quedarme a tu lado, y así despertar por el resto de nuestras vidas, cuánto quisiera estar viva y seguir amándote y hacerte feliz.
No he podido irme completamente, muero una y otra vez cuando vuelvo a este café y te veo, hablando conmigo, con ese alguien que hace tiempo se fue. Allí está, mi café frío, tus manos extendidas como sujetando las mías, y me muero de la pena una vez más, no sé cuánto pueda soportar, nunca dejé de amarte y pareciera que el amor en nuestras vidas no ha hecho más que causarnos dolor.
Tenemos que aprender a decir adiós, tienes que olvidarme, yo ya no podré volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario