Se ha escapado una lágrima por la rendija de mi alma. Mis dedos se humedecieron al intentar esconderla, pequeña traviesa que me delata.
Escuchaba tu voz desde lejos, y entre todas las palabras armaba un poema, uno que me recuerde el inicio de aquella historia, donde tumbados en la arena nos confesábamos un amor naciente desde nuestros pensamientos.
Sentí el calor de aquella playa, y vi aquella mirada que quedó impresa en una fotografía durante años. Sentí el aroma del mar que arrullaba nuestro descanso, y me raspé con el recuerdo de la arena posándose en mis piernas desnudas, cruzadas, cómplices de un deseo silencioso que pronto dejaría escapar.
Volví a oír tus palabras, volvía a ti el tono tierno con que me enamoré. Me enternecí y se asomó una sonrisa curiosa a ver si podía salir por mis labios. Vio un espacio, y contenta voló hacia el cielo arrastrando un Te amo. Se ha posado al lado del sol, me recuerda lo lindo que es ser feliz, y las ganas tremendas que tengo que volver a sentirme así, y quedarme allí para siempre...
para siempre contigo, mi amor.
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