lunes, 30 de julio de 2007

Gris

 El sonido de la desilusión al empezar la tarde, tiene sabor a despedida.

Aún así se resiste el corazón a pronunciar el adiós y aceptar la partida.

Con caricias que no saben a amor cierran los ojos y dan la espalda, y tú sentada mirando el final sientes el frío que te rodea y no dices nada, y no dices nada.

Empiezan a hablar, historias sin fin, recuerdos ajenos queriendo hacerte sonreír, y no los escuchas, no puedes hacerlo, y viene una lágrima y viene el recuerdo, y corres al baño y dices "Por Dios".

Se acercan partidas, ya convenidas, y encuentros pactados, inesperados; te vas con pañuelo, sientes desvelo, y subes a un taxi a continuar el día que aún no acaba, aún con esa despedida, y ves a un amigo, a un viejo conocido, ponen fin a un trato y das media vuelta, no sientes nada, puede estar lloviendo y estarías dormida por las calles que te envuelven y dan el b&n a la compañía que no sabe qué más hacer por convertir el dolor que te invade en sonrisas compungidas, al menos, es lo único que puedes ofrecer.

El lugar programado está cerrado, no hay mesas que se ofrezcan a escuchar a este par, cada una con historias que narradas vuelven leve las horas y el ambiente se separa entre viajes, conocidos, familiares, desconocidos, matrimonio, hijos, sueños rotos, despedidas, y demás.

Damos vuelta - ya parece ser mi única salida a todo, dar la vuelta – y nos dirigimos a mi café, al que me entiende, y atiende, al que puedo llegar sintiendo el cariño de personas con fotos antiguas, y lugar especial a mis vicios.

Allí nos dan la bienvenida, ya conocen lo que necesitamos, sólo hace falta esperar. Viene la tertulia, vienen las anécdotas, y las sonrisas dibujadas, y el afinamiento del oído para no perder los detalles que comparte la princesa, para no pensar, para no llorar.

Pasan las horas, te dedicas a escuchar como siempre, a opinar, al final, a poner la mano abierta a las preguntas que no vas a responder, a los "no" rotundos, y te comprende, y son finales conocidos, y al pedir la cuenta sólo piensas si vale la pena marcar su número y dar el paso al frente y ayudarlo a caminar.

Estás cansada, no sólo tu cuerpo, tu corazón está cansado de esperar. Sientes que no es justo, sientes que lo mejor será entregar tus dudas a la almohada, a carita con caricias que no volverán. Sientes muchas cosas, pero es más fuerte el aprecio, el cariño, la necesidad de decir "te quiero" y abrazarlo y mucho más.

Al llegar a casa todo es sombras, tus movimientos están grabados en las paredes de tu habitación, los espacios predestinados, los controles ubicados y la música a disposición.

Con la mente en esa tarde, cuando el sol se ocultó, llamas a su nombre, viene con sonrisas, llena de color tu espacio, y se olvida todo; le dices que lo quieres, recibes un te quiero, sientes el abrazo, te mueres de emoción, cierras los ojos, y no quieres despertar, es un sueño, dices, es un sueño; al fin y al cabo, la vida es sueño, qué más da, quién puede tener la razón?

lunes, 16 de julio de 2007

Cerrando el libro

 ¿Por qué me puse a pensar? Buen principio para esta historia. Sólo basta un papel, buena música, sobre todo con buen significado, compañía silenciosa y una pluma de Moulan de una princesa escondida.

Suavemente vienen recuerdos que pueden vagamente inspirar algún verso pero las ganas han desaparecido y pasan como sombras de un paisaje ahora sombrío que perdió su señorío con sólo dos palabras que ocasionaron el entierro de toda esperanza e ilusión. No dejan de ser bellos los recuerdos pero mentiría si dijera que me arrancan una sonrisa, en verdad sólo vagabundean cuando despierto y cuando trato de dormir, hasta dormir ahora se ha convertido en la sencilla tarea de cerrar los ojos, con un chicle cantando canciones de salón y de añoranza; es buena la independencia, pero llega el momento que el deseo de compartirla te presiona, a mí me pesa en los párpados y me ayuda a dormir, ahora pensar es un calvario y tampoco necesito mucho esfuerzo para evitarlo…

Y se escribió el epitafio, y fue tan real la visión, o la audición, que mi cuerpo adormecido protege mi alma inerte sin sentir dolor alguno por la desilusión.

Fueron diez, y diez mil besos regalados, otros diez mil cobrados y otros tantos pendientes, ahora olvidados. Fueron noches, la mayoría de las veces, no precisamente la primera, la que recuerdo entre pijamas entre dormida y despierta, entre idas y vueltas y permisos y juegos con piruetas. Eso ayuda o ayudó cuando pasó.

Es como haber escrito la palabra FIN, y haber cerrado el libro; a veces sucede que quieres abrirlo, borrar esa palabra y continuar, pedir a la vida te regale unas páginas más y continuar, pero no me pasa ahora; es una tranquilidad inexplicable, hasta podría decirse que no la entiendo, pero la agradezco, de repente es tan bonita la palabra FIN en esta historia que la he dejado grabadita y no quiero estropearla con caminos mal trazados y sendas polvorientas.

Voy cerrando libros con el paso del tiempo, apenas y creo que fueron sólo un par de esos, pero tengo tinta en el Moulan y varias hojas esperando ser impresas con diferente emoción. Una nueva historia para un nuevo libro, y lo forraremos de naturaleza, original, y la pasión no faltará porque este libro lo merece, y arrancará sonrisas a todos sus personajes, también lágrimas porque de felicidad también se llora, como ahora, como ayer, como cuando lo fui, como todos esos momentos que me obsequiaron las personas, circunstancias y mi yo.

Un nuevo libro que me exija el cariño de la almohada y a un sueño compartido cuando menos en pensamiento mientras él pueda ir por los cielos en esas idas y venidas que aunque crean que nos separan nos unen sin descontento, con los anhelos que puedan provocar el desvelo, la espera, el consuelo, el frío, la música y los recuerdos, que aún no hemos compartido.

Ya las sombras llevan alas blancas nos acompañan en el cielo, ya la luna espera escondida el fruto de nuestros besos, y el sol se enfría dando la bienvenida a los saludos y a los buenos deseos antes de la nueva partida.

Llegará el momento en que sólo seremos los seres en la burbuja que adorna la noche y sus luceros, y cada palabra de nuestros labios se tornará en la apertura de nuevos poemas y quedarán en recuerdo viejas despedidas que nos ayudaron a abrir un libro nuevo, de naturaleza y tinta de Moulan de la bella princesa, y el papel de la compañía en silencio y la luz a la medida y la hora pronta a apretar venidas y saludos mal hechos.

Es el día, es la ocasión, somos muchas las que vivieron, una de ellas se quedó acurrucada con la luna hablándole al oído, otra de ellas en la ventana con el corazón muerto de frío, otra escuchando un recital con el sonido de una chansón y otra e la senda con ida sin venida y con las flores a las que se unió.

Queda una, la que abrió un libro nuevo, de las hojas que le regaló la vida, en el cofre que encontró hace mucho tiempo, con la puerta de oro, la que nunca se cerró, y el olor a lilas que nunca la dejó, hasta se lleva el olor de las flores en el jabón, hasta la acompaña la luna, la que tanto fotografió, hasta puede dormir escuchando poesía de otros labios llenos de emoción y hasta siente calentito el corazón.

Esa que queda tiene tantas páginas pendientes que le llena el corazón de alegría, y la vida la llena de amor.

jueves, 28 de junio de 2007

Certera incertidumbre

 Baja el pensamiento de su guarida,

y baja hasta el corazón
porque no encuentra otra salida.
La tragedia y sus probabilidades
ocasionan un alboroto en el jardín
las flores buscan esparcir sus pétalos
al amado, y no encuentran sus pisadas
no encuentran su perfume
y caen.
Llega el alba y con él la desazón
aparece la luna y con ella un sinrazón
cierras los ojos
te acurrucas y tienes frío
no es tu cuerpo, es tu corazón
el que reclama, el que manifiesta
ese dolor
y te callas,
te aguantas
hasta el temblor.
Las despedidas innecesarias
se convierten en excusas para la ilusión marchita
pero se contrapone el bosque, con sus abetos,
sus olmos y jabón de flores.
Nunca llegan a decirse adiós,
no les cabe en la memoria
en el corazón
pero sin decirlo, existe
está ahí, desde antes de la mañana
antes del insomnio,
antes del ayer,
antes de ellos dos.
Quien no encuentra una salida
quien no busca o permite
el amor
acaso lo merece?
acaso lo valora?
acaso no soy yo?
Cuando se idearon viajes sin destino
o historias, escondidos
personajes sin camino
con presente a carcajadas
con caricias y pucheros
con la fuerza en lo prohibido
en el cuarto de miradas
de secretos mal guardados
de huellas y pecados
que tanto disfrutamos
sin principio
y sin final.
Y vuelve
vuelve el anhelo
la necesidad del abrigo
y de la risa
la que tanto acompañó,
vuelve a empezar el ciclo
en donde una mano alzada te señala el camino
donde tu mirada no tiene horizonte
no ese que tanto miró.
Y se va
tu silencio esperanzado
tu derroche de cariño
tu lenguaje enamorado
tu vida sin pasado
ni presente ni final.
Viene y va
pero fue mientras estuvo
fue lindo
fue felicidad
fue la imagen del caballero
que te supo imaginar
como alguien a quien se es capaz
de decir "eres" y "estás"
que te tuvo siempre cerca
cuando lejos de los demás
y que con el tiempo entenderá
que tu cariño fue sincero
grande, y todo lo demás.

sábado, 16 de junio de 2007

Al principio y al final

Sientes frío y crees que el clima te acecha en tu soledad, pero no es el clima, es el peso del recuerdo que no vuelve, aún con tus llamados, y con la fuerza de tu pensamiento, no vuelve.

Sientes vacío, y crees que el espacio es muy grande para tu existencia, pero no es el espacio, es la ausencia la que acrecienta tu soledad, esa que no se llena, esa que te impacienta, que te aprisiona y se lamenta.

Sientes humedad y crees que todos la sufren y te abrigas al salir porque afuera te esperará pero no es esa humedad, es sólo tu corazón que no supo cómo aguantar la melancolía, la falta y derroche, la posibilidad y destierro, el olvido y el adios.

Sientes el tiempo, y crees que las horas no te alcanzan, que el ajetreo te vulnera y te presiona, pero no son las horas, es el pensamiento que te invita y te cierra la puerta, te regala y arrebata, te insinúa y te da la espalda, y no se despide ni con la mirada, ni un susurro, ni un adios.

Sientes la risa, y crees que es parte de la cotidianidad, o de tu forma de ser, pero no es la risa, es tu manera de afrontar, de remediar, de ocultar lo demás, es tu capa, tu escudo protector a lo que te subyuga, a lo que te impide la cobardía, esa que ha ganado en las últimas batallas y que tu valor no ha podido vencer, esa que no es parte de ti, esa que se esconde entre entre saludos, y que aveces no te deja dormir.

Es triste creer en la verdad, sobretodo esa verdad, es triste pensar que no hay opción, o que no la tomarán, es triste no poder ser la responsable de lo que buscar en tu destino, no siempre lo es, es triste que el frío no sea por el clima, que el vacío no se debe al espacio grande, que la humedad no es por la lluvia, que el tiempo no es más largo o más corto, que tu risa no es tu forma de ser, que no puedas amar, o que puedas a medias, o que debas olvidar, alejar, guardar en un cajón con el amor desprendido, con los besos recibidos y atenciones de bolsillo que provocan necesidad, ansiedad, represión, limitación, que no dejan demostrar lo mucho o poco que puedes dar, que te jalan para atrás cuando se acaba el tiempo juntos, cuando deben despertar y continuar. Es triste abrir los ojos y no ver el paisaje del ayer, tener frío y sentir grande el espacio, sentir humedad y loco el corazón, reír y llorar, levantarse y caminar y no querer aterrizar. Es triste, es desperdicio, es el tiempo compartido el que me hace pensar, dudar, anhelar.

Es triste pero todo tiene su final, sobre todo cuando no tuvo principio.

viernes, 8 de junio de 2007

Haz que lo diga él también, por favor

Algo más de lo mismo, puede que tus oídos estén cansados ya de mis ruegos,
lo único que varía es una palabra
que esconde grandes secretos.
La parte final es un nuevo comienzo
y ese comienzo condenado al destierro,
como una bienvenida con una pluma sin tinta
como una noche de desvelo.
La mirada baja, las manos juntas,
las lágrimas víctimas de la gravedad
dejan mi pena compartida a tus pies, diminutas,
y me quedo avergonzada por no saber
cómo corresponder la compasión, el amor, la amistad.
Un camino compartido, invadido,
pero a la vez floreciente, vivo, claro y dulce
se convierte en la esperanza de mis sueños
y en mis sueños despierta, se contamina
y el trabajo de volverlo puro me hace recurrir a ti
y la necesidad de regresar me hace buscarte, hablarte, pedirte perdón.
Cada uno de mis días en cada temporada
se tiñe de rojo, blanco o azul,
el verde esperanza ha desaparecido
el negro del final espera escondido,
los pinceles de mi conciencia hacen su trabajo en el lienzo del corazón.
Hay un artista escondido
esperando una señal o ideándola,
la búsqueda de una razón es el trabajo diario
que me asalta e invade
que me sigue y presiona
que me ataca, me culpa y me mata.
Es una muerte lenta cuando se está solo,
cuando se idearon mariposas en el campo de la vida
cuando se construyó un futuro en el espacio
en el cielo, firmamento,
en la nube que nos cobijaría hasta que se enfríe el sol.
"Shhh, me gusta el sonido del silencio cuando tú eres mi compañía"
Qué difícil es decir adiós, y qué necesario es ahora decirlo.
Diré entonces "Hasta siempre",
Diré entonces "Has que me lo diga él también, por favor".

lunes, 29 de enero de 2007

Ilusa despedida

El último recuerdo que guarda de él es una suave caricia en su mano, fruto de una travesura, o de un juego de niños, cómo son de inocentes
las cosquillas; pero ese recuerdo se termina en un beso, ese beso que
recuerda con cariño, como cierre de su recuerdo, como final eterno,
que no supo agradecer. Un beso que le dijo, sé feliz, y ella lo
mantiene caliente en su corazón, y tratará de serlo, porque así
agradecerá ese beso que aporta a su insomnio noche a noche, pero que
le permite dormir con una sonrisa entre risueña y melancólica, hasta
que despierte, dos o tres horas después.
Luego de ese beso, nada, no recuerda nada, o no quiere recordar,
porque la felicidad es en parte recordar lo que uno quiere, y lo que
ella quiere es estar contenta, y para eso sólo recodará ese beso, y
verá en él un dulce final, pero no dirá adiós, dirá HASTA SIEMPRE. 
Y nada más.