Sientes frío y crees que el clima te acecha en tu soledad, pero no es el clima, es el peso del recuerdo que no vuelve, aún con tus llamados, y con la fuerza de tu pensamiento, no vuelve.
Sientes vacío, y crees que el espacio es muy grande para tu existencia, pero no es el espacio, es la ausencia la que acrecienta tu soledad, esa que no se llena, esa que te impacienta, que te aprisiona y se lamenta.
Sientes humedad y crees que todos la sufren y te abrigas al salir porque afuera te esperará pero no es esa humedad, es sólo tu corazón que no supo cómo aguantar la melancolía, la falta y derroche, la posibilidad y destierro, el olvido y el adios.
Sientes el tiempo, y crees que las horas no te alcanzan, que el ajetreo te vulnera y te presiona, pero no son las horas, es el pensamiento que te invita y te cierra la puerta, te regala y arrebata, te insinúa y te da la espalda, y no se despide ni con la mirada, ni un susurro, ni un adios.
Sientes la risa, y crees que es parte de la cotidianidad, o de tu forma de ser, pero no es la risa, es tu manera de afrontar, de remediar, de ocultar lo demás, es tu capa, tu escudo protector a lo que te subyuga, a lo que te impide la cobardía, esa que ha ganado en las últimas batallas y que tu valor no ha podido vencer, esa que no es parte de ti, esa que se esconde entre entre saludos, y que aveces no te deja dormir.
Es triste creer en la verdad, sobretodo esa verdad, es triste pensar que no hay opción, o que no la tomarán, es triste no poder ser la responsable de lo que buscar en tu destino, no siempre lo es, es triste que el frío no sea por el clima, que el vacío no se debe al espacio grande, que la humedad no es por la lluvia, que el tiempo no es más largo o más corto, que tu risa no es tu forma de ser, que no puedas amar, o que puedas a medias, o que debas olvidar, alejar, guardar en un cajón con el amor desprendido, con los besos recibidos y atenciones de bolsillo que provocan necesidad, ansiedad, represión, limitación, que no dejan demostrar lo mucho o poco que puedes dar, que te jalan para atrás cuando se acaba el tiempo juntos, cuando deben despertar y continuar. Es triste abrir los ojos y no ver el paisaje del ayer, tener frío y sentir grande el espacio, sentir humedad y loco el corazón, reír y llorar, levantarse y caminar y no querer aterrizar. Es triste, es desperdicio, es el tiempo compartido el que me hace pensar, dudar, anhelar.
Es triste pero todo tiene su final, sobre todo cuando no tuvo principio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario