jueves, 21 de julio de 2011

Y el mundo pregunta por qué... y yo respondo


Camino descalza por el camino de lluvia, tus ojos negros me guían en la neblina hacia el camino del amor.
Mis brazos se alzan hacia tu mirada, una sonrisa se dibuja, tímida, y se sonrojan mis mejillas cuando los recuerdos vuelven a mí.
El viento alborota mi cabello, el camino húmedo empapa la planta de mis pies, y me enfría, la pasión que me impulsa me da su calor y emerge el amor que siento por ti. Me guían mis sueños, el frío se rinde por mi devoción, sigo mirando el horizonte con fe y voy poco a poco hasta llegar a ti.
Tu sonrisa me invita a seguir, la carita risueña con que me persigues me roba una carcajada, el mundo se pregunta qué me pasa, y yo sin decir palabra les respondo: es que soy feliz.
Falta poco, el perfume de tu piel me invita a revivir mi sueño, el negro azabache de tu cabello me indica lo  mucho que nos queda por vivir, tus manos tomando las mías me invitan a pasar al mundo creado para mí, y abriendo los ojos me rindo a un futuro diseñado para los dos, para cuando tú y yo estamos aquí.
Me acurruco en tu pecho, estoy cansada de tanto caminar y me invitas a reposar en tu regazo, me cantas una canción y sueño nuevamente, ahora no hay marcha atrás, ahora todo es real, puedo tocarte, puedo respirar cerca de ti y sentir los latidos en tu pecho, pierdo el miedo a la oscuridad, ya no me falta nada, estoy completa, puedo dormir sabiendo que al abrir los ojos sentiré la paz que se siente al estar a tu lado, y que al llegar la mañana me despertarás con un beso, como todos los días. Acaso con todo ello el mundo me seguirá preguntando por qué sonrío? Pues le diré, porque aprendí a ser feliz.

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