Pensé que te habías ido, y estabas a la vuelta de la esquina.
Ayer me recordabas aquellos días en que estuviste acompañándome en ese camino tortuoso e ilusorio, en que había creído encontrar el amor; quería estar sola, castigándome por haber creído en un cielo celeste, en nubes dulces de algodón, y tú allí, invadiendo mi mundo de reproches, llenando los espacios vacíos con nostalgia, o nostalgía como diría Les Luthiers.
Quería liberarme de las lágrimas, dejar los recuerdos de dolor, enseñarle a mi rostro una mueca similar a una sonrisa, pero seguías allí, recostada cómodamente, contándome un cuento de hadas que no termina en final feliz. Te regocijabas con el dolor de mi alma, porque ello te permitía seguir conmigo, y yo débil para exigirte una partida, fue aprendiendo a vivir contigo, en la misma cama, bajo el mismo techo, en el mismo mundo creado para una gaviota nostálgica.
Pasaron los años, y pudimos despedirnos, con el dolor de las dos; ahora había llegado a pensar que no te volvería a ver, y sin embargo, has venido nuevamente.
Pensé que te habías ido, dulce melancolía, pero siempre estuviste al voltear la esquina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario