viernes, 10 de junio de 2011

"Para que veas que soy el hombre perfecto"



24 agosto 2009

Amanecía, yo quería seguir escondida del día arropada en la cama. Te pedí que prepararas el desayuno, y me respondiste que lo harías con todo gusto, para que vea que eras el hombre perfecto.

Claro, vivía con el hombre perfecto, el hombre que amanece presto a recibir mis besos, a veces jugando a molestarse porque no lo dejo dormir más, para que luego cuando esté despierto lo deje solo y yo vaya a bañarme y se quede arrequintando el haber despertado. Claro, vivía con el hombre que se preocupaba por mí todo el tiempo, con el que me regalaba caricias sin tener un porqué, tan solo porque era natural hacerlo, el hombre que buscaba complacerme, que gustaba de ello, el hombre que me acompañaba siempre que podía, incluso a viajar, el hombre que me cantaba canciones, que me escribía notitas de amor, que cocinaba conmigo, que caminaba tomándome de la mano y que me robaba un beso sin que yo me diera cuenta.

Claro, vivía con el hombre perfecto, porque de un tiempo acá había decidido no discutir nunca más conmigo y hasta me daba lecciones de tolerancia, el que podía solucionar todo con una conversación, a veces con solo unas miradas o unas caricias que decían … “porque te quiero”, el que se acurrucaba en mi pecho y se quedaba dormido, el que me daba un beso en la frente cuando llegaba del trabajo,sea la hora que sea, el que hacía gelatina porque hace bien, el que preparaba unos pancitos con mermelada para desayunar, el que recomienda tomar un tecito después de comer, el que saluda siempre a mamá, el que ríe con mi risa, el que se prende de la tv cuando pasan los resúmenes deportivos, el que nunca quiere despertar hasta que no lo llene de besos, sobre todo en los ojos hasta que ya no pueda aguantarme más, claro, vivo con el hombre perfecto… para mí.

También hay más hombres perfectos para otras mujeres, quizá haya un hombre perfecto para cada una, algunas tenemos suerte en encontrarlo, otras creemos haberlo encontrado y no es más que haber renunciado a conocerlo algún día y aferrarnos a una ilusión.
Quizá el hombre es perfecto mientras todo está bien, y luego cuando hay problemas se deja de pensar en ello, lo cierto es que con el tiempo uno llega a conocer más a la persona con la que vive, y todo lo que van conociendo mutuamente puede ser querido o tolerado, si esto es una de las dos cosas, entonces es muy probable que funcione.

La perfección suena muy bien, suena bien como para un cuento, quizá no exista, pero aquí eso no importa. Estos cuentos son de emociones, y esta vez… me he dado cuenta que vivo con el hombre perfecto. Quizá sea hasta un capricho, querer que lo sea, imaginar que lo es, y que lo sea al fin y al cabo, total, todo está en la mente.

Claro, cielo, claro, yo sé que vivo con el hombre perfecto.

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