miércoles, 30 de octubre de 2013

Resiliencia

- Te regalo una palabra.
- Yo preferiría que me regalaras un día, en que esa palabra signifique todo para ti.

Un ventarrón me ha samaqueado el alma, se ha llevado uno que otro recuerdo siempre presente en mis cenas solitarias, me ha dejado un escalofrío, uno con sabor a nostalgia, y me he cubierto con la manta del miedo, pequeña verde sobreviviente a mis desdichas.

Cómo admiro tu tenaz… tu tenaz ambición, tu fuerza de crecer contra corriente, tu valor de respirar altiva siempre, aún cuando no haya paz, aún cuando no haya risa, aún cuando no tengas un hogar. Tu resiliencia  me apuñala, cuánto quisiera tener un poco de la fuerza con que creces día a día. Regálame un segundo de tu coraje, regálame un minuto de tu entereza, regálame una hora de tu presencia, de tu osadía, de la alegría con que miras el mundo, aún cuando no tienes con qué mirar.

Una tormenta ha empapado mi nostalgia, te he descubierto con la cara al cielo recibiendo ese regalo de Dios. Me he quedado pensando en lo pequeño de tu ser y en la grandeza de tu existencia; he querido aprender de ti, alimentarme de ti, vivir de ti como un parásito que no logra tan sólo ser sin otro además. Invítame un trago de tu optimismo a ver si convierto mis cenas melancólicas en un banquete de sonrisas. Señálame el camino de la vida a ver si logro verlo y transitarlo uno de estos días. Demuéstrame el éxito que tiene tu osadía, a ver si algo de valor puedo recoger de tu sombra un día de sol. A ver si una noche cambio una lágrima por una sonrisa.

Te veo airosa en medio del desierto, al principio no lo comprendo; me he recostado al lado de ti, a morir de sed, a morir de pena; pero tú, fiel ser viviente lleno de coraje te mantienes altiva, fresca, más viva que nunca, más verde que nunca, con la entereza de bandera flameante, resiliente aventurera que no sabe otra cosa que salir airosa en la vida, aún en la incertidumbre.


Regálame un minuto de tu coraje, a ver si un día me atrevo a ser feliz.

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