viernes, 20 de septiembre de 2013

No esta noche


Suena fuerte esa canción que adora desde que la escuchó, odia la letra, pero aún así la canta. Enciende un cigarrillo, bebe un sorbo de la cola que sacó del refrigerador, una de esas de colección que poco a poco llena su cocina. Le ha provocado llorar, recuerda tener algunos tragos en el bar y mientras voltea, aquella letra la motiva, "y en busca de un lugar para llorar..." se pone de pie, coge el ron rubio que el día anterior la ayudó a bailar, prepara una cuba libre, porque nunca aprendió a beberlo solo, al contrario de ella, que se consume sola noche tras noche.

Repite la canción, ha programado una nueva noche para sufrir, bebe un sorbo de la cuba libre lentamente, sus labios se enfrían al contacto con el vaso de ron, al beber un sorbo una gota del trago resbala por sus labios, se combina con una lágrima que la hace defender su posición, "no estoy llorando, es una gota de la cuba que se derrama, que me invade, que se mezcla en este poema para matar la letra de esta canción. No estoy llorando, es el frío de la bebida que hace sudar el vaso y moja mis manos, no estoy llorando, es el temblor por el frío que entreabre mis labios y deja caer una gota de este alcohol. No estoy llorando, no estoy viva, no esta noche, esta noche no pude detener la canción".


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