viernes, 20 de septiembre de 2013

Ojos


Cerró los ojos por si su recuerdo caprichoso volvía a él y la sentía nuevamente suya, apretó los párpados para atraparla en su presente y reprocharle con creces su partida, se había ido, había volteado la mirada y dándole la espalda le lanzó un fulminante adiós.

Abrió los ojos y la pena materializada en una lágrima amarga rodó por su mejilla, la que temblaba cuando intentaba sonreír, como llamándole la atención por atreverse a intentar ser feliz. Él, desafiando su destino, lo seguía intentando cada vez que creía haberla olvidado, cada vez que creía haber superado ese lejano adiós que ahora lo tenía tan nítido en la mente.

Volteó la mirada, la creía ver caminando por el césped fuera de casa, las huellas de los años se habían borrado, ya no era la mujer mayor que lo dejó, era la joven de la que se enamoró un día, la primera a la que tímidamente le dijo Te amo, y a quién por primera vez la escuchó decirlo para él. Era la primera mujer a quien besó los ojos, y con quien se dejó caer en el deseo oculto de un cuerpo entregado al amor.

Volteó la mirada, aquella imagen era demasiado para un presente en blanco y negro, creía soñar todos los días, la realidad era cada vez más confusa, en ocasiones no sabía distinguir si en verdad su mujer había partido. Se secó las lágrimas, tenía los ojos desangrados de tanto intentar impedir los recuerdos que le arañaban el alma, que le recordaban que cometió aquel desaire que finalmente lo dejó en soledad, que le puso el Fin a su historia, y que por más que cierre los ojos, nunca podrá olvidar.

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