viernes, 27 de diciembre de 2013

Mitología propia


Se anda diciendo de mí, que camino por las calles invadidas de raíz, que son mis lágrimas las que dejan el matiz de oscuridad por las veredas de tu pasado, el renombrado, el de maceta, el azul blue, que mis cabellos vagan por las bancas de un sueño fresco, que los pájaros abandonaron el nido de aquel último verso, que los vecinos de nuestros besos ya no nos oyen latir.

Se anda diciendo por ahí, que las tardes no son tardes desde que te vi partir, que mis hojas llevan letras que nadie lee, besos que nadie añora, gotas tristes que nadie seca y siempre un hombro ausente, un adiós presente, un hasta siempre amor que no es amor; una oda a la hoja vagabunda, un respiro con olor a humedad, un suspiro sin piedad, un recuerdo casi deprimente, un sueño en mente, una venida dolorosa, inalcanzable y una resignación intolerable, pero certera, como mi muerte.

Andan diciendo por ahí, que el amarillo de la ventana malcriada ha dejado de latir, que las hojas han caído allí mismo donde cayeron tus promesas maltrechas, que la mesa ha querido escapar por el espacio que dejaron tus verdades a medias y se ha quedado en la ventana a ver si un día decido volver, creyendo nuevamente, llorando nuevamente, naciendo nuevamente a ver si vuelvo a sentarme al pie de la ventana a cantarte las mismas canciones de amor.

Una historia de partidas, de despedidas, de historias continuas que terminan y terminan y vuelven a empezar. Una historia de adioses, de Dioses, de sueños de caminata, de verde esperanza y amarillo atardecer. Una historia donde crees que te quiero porque te quise, una historia donde crees que vuelvo porque me fui. Una historia donde este loco ya no llora por esa loca, donde mi sueño en tu cama no desemboca, donde mis letras ya no hablan más de ti.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Suspiro


Veo pasar las nubes como fieles espectadoras  de un viaje inesperado; buscan una verdad, en medio de un suspiro; buscan una ilusión grabada en el camino, en el mapa imaginario de un temeroso ser, en las pupilas de un secreto mil veces guardado en el cofre de madera, en la cajita marrón con la llave de un recuerdo nunca antes revelado. Buscan un suspiro que nunca volverá a nacer.

Las nubes me acompañan en el camino mientras pienso en ti, en una noche de guitarra, de vino, de un poema y la chansón de Nora, la que enamora, la que te invita a soñar despierto, con cielo despejado, con besos ofrecidos, con un pedido susurrando y como respuesta un suspiro, y recuerdo aquella noche: ven conmigo a soñar despiertos, a soñar que somos, que estamos, que vivimos, tan solo por venir. Quiero despertar un día de lluvia, un día de sol, quiero tan sólo despertar y sentir que estás, que viniste, que soy por fin de una vez por todas, que por fin podré cumplir la promesa de nunca dejar de amarte.

Las nubes me miran interrogantes, han leído poco a poco mi recuerdo, he respondido a la pregunta con una lágrima de miedo, con el temblor de mis dedos, con el sudor de mi piel. He respondido que no sé, que no sé si vendrás conmigo esta noche, y se han quedado pensando, tristes, sin tener nada que decir. Y suena Nora, otra vez con la canción de aquella noche, aquella noche en que creí poder amarte hasta el final.

Ven conmigo en un día nublado, a ver si le regalamos a las nubes una razón para despejar el cielo, ven conmigo a ver si les contamos nuestro secreto, el de la caja de madera, el secreto de papel. Ven conmigo por el camino de hierba amarilla, a ver si descubrimos que podemos quedarnos para siempre en el cuento de hadas, el de Nora, la que enamora, con la canción con que te quedas dormida en mis brazos.


El camino es largo, el viento ha secado la lágrima que entibiaba el miedo, se me va congelando el corazón. Es el camino el que me roba mil suspiros y yo con sólo el deseo de que vengas conmigo esta noche. Quiero contarles el secreto a todas las nubes del cuento, quiero saber que estas aquí, quiero abrir el cofre del secreto mejor guardado, tirar la llave al mar, quiero amar, amarte a ti, amarte desde esta noche, empezar desde la última despedida y por fin, por fin, por fin… ser feliz.

Norah Jones - "Come away with me"

martes, 19 de noviembre de 2013

Imposible


La jungla de mi pasado me aprisiona, vivía cubierto del manto de tu perfidia, me aferré a un amor pasajero, una belleza detrás del biombo de mi amargura, en medio del paisaje inhóspito que me invitaba a seguir, ciego, sordo, tan sólo con sentir el murmullo de tus infamias, de tus mentiras, escapando al final escrito en la jaula de mi bravura con la bandera flameante de un inevitable adiós.
Sé que no lograré tu amor, lo sé, lo supe desde aquel beso superficial una mañana cuando el sol quemaba tus promesas. Era imposible, lo supe desde que conocí esa mirada con que maquillabas la necesidad de un amor sin compromiso, de un amor ausente. Era imposible, lo supe desde que soñé que me dejabas, me alimenté de la pena mientras no estabas, cultivé no el odio sino un valor frente a la inevitable desazón que me ofrecía tu indiferencia. Lo sabía, lo supe, lo sé.
Aún detrás de los barrotes de esta historia mi coraje me empuja a olvidarte, de valentía llevo una insignia que me impide odiarte y de bastón el triste deseo de llenar el vacío que me dejó tu ingrata existencia.

El frío de esta piedra me despierta el corazón. Por las noches me entume el alma tu ausencia. No te odio, dejé el resentimiento en la jaula de tus promesas. No te odio, es el sol que ha arrugado la expresión de mi rostro, y hoy en lugar de un beso, después de mucho tiempo, después de haberlo creído imposible, ha aprendido a decirte adiós.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Eclipse

Un atardecer en Huanchaco

Contigo aprendí, de la mano por el malecón una tarde abrigada por el suspiro de los dos, aprendí una nueva emoción. Vimos en el horizonte un eclipse enamorado, una mirada de soslayo a nuestro andar, un calor a media luz, una tarde por caer, una noche por nacer, un viento alrededor que me invitaba a cubrirte de mi amor en un abrazo tímido antes de que desaparezca en el horizonte un fiel espectador.

Contigo aprendí a ver nacer en el corazón esa emoción con el brillo de tus ojos en aquel atardecer, con lo suave de tu piel, con el dulce ritmo de tu idioma apasionado, con el tímido movimiento de tus cabellos al compás de tu risa, de tu baile desenfadado, de las volteretas con que me sentía invitado a volver a nacer a tu lado, guardando para mí, para ti, para siempre el calor de un eclipse expectante del secreto mejor guardado… lo que estoy sintiendo por ti.

Contigo aprendí, que mi andar es un andar acompasado, cuando tengo tu presencia de testigo, cuando mis poemas tienen tu nombre en sus estrofas, cuando mi silencio es roto por tu risa, cuando tu mano se sostiene por la mía y se llenan los espacios con miradas, con escenas retratadas, compartidas, con el atardecer, con el aroma embriagador del mar, con el sonido de las olas en la orilla, tímidas, vacilantes, siempre fieles que regresan dejando apenas huella para nosotros dos.

Contigo aprendí que no hay distancia que no una el pensamiento, que no se gastan los recuerdos que vivimos y mantienen el calor de aquella tarde de un brindis, de un deseo y de un salud!  

Contigo soy feliz, soy la otra mitad de aquel eclipse enamorado, soy el horizonte expectante de los dos, soy la orilla, soy el mar, soy la tarde… contigo todo es nuevo, todo es vida… contigo todo se resume a los dos.


miércoles, 30 de octubre de 2013

Resiliencia

- Te regalo una palabra.
- Yo preferiría que me regalaras un día, en que esa palabra signifique todo para ti.

Un ventarrón me ha samaqueado el alma, se ha llevado uno que otro recuerdo siempre presente en mis cenas solitarias, me ha dejado un escalofrío, uno con sabor a nostalgia, y me he cubierto con la manta del miedo, pequeña verde sobreviviente a mis desdichas.

Cómo admiro tu tenaz… tu tenaz ambición, tu fuerza de crecer contra corriente, tu valor de respirar altiva siempre, aún cuando no haya paz, aún cuando no haya risa, aún cuando no tengas un hogar. Tu resiliencia  me apuñala, cuánto quisiera tener un poco de la fuerza con que creces día a día. Regálame un segundo de tu coraje, regálame un minuto de tu entereza, regálame una hora de tu presencia, de tu osadía, de la alegría con que miras el mundo, aún cuando no tienes con qué mirar.

Una tormenta ha empapado mi nostalgia, te he descubierto con la cara al cielo recibiendo ese regalo de Dios. Me he quedado pensando en lo pequeño de tu ser y en la grandeza de tu existencia; he querido aprender de ti, alimentarme de ti, vivir de ti como un parásito que no logra tan sólo ser sin otro además. Invítame un trago de tu optimismo a ver si convierto mis cenas melancólicas en un banquete de sonrisas. Señálame el camino de la vida a ver si logro verlo y transitarlo uno de estos días. Demuéstrame el éxito que tiene tu osadía, a ver si algo de valor puedo recoger de tu sombra un día de sol. A ver si una noche cambio una lágrima por una sonrisa.

Te veo airosa en medio del desierto, al principio no lo comprendo; me he recostado al lado de ti, a morir de sed, a morir de pena; pero tú, fiel ser viviente lleno de coraje te mantienes altiva, fresca, más viva que nunca, más verde que nunca, con la entereza de bandera flameante, resiliente aventurera que no sabe otra cosa que salir airosa en la vida, aún en la incertidumbre.


Regálame un minuto de tu coraje, a ver si un día me atrevo a ser feliz.

lunes, 21 de octubre de 2013

CaFé



- Esa taza me suena.
- Tú me la regalaste.
- Ves? Te dije que me sonaba.

Musa de mis cantares, suave arrollo que mese mis sueños, que me levanta, que me adormece, que me inspira y me delata, que me guarda y me tiene, qué dicha verte aquí, musa del alma, café de profundo aroma que me domina, muñeca de mis poemas, flor perpetua de mi jardín.
Qué bonita sonrisa esa con que me despiertas, las caricias con que me regresas de un sueño reparador, qué bonita mujer, qué bonita esta vida, qué bonita la mañana está para cantar, para un café embriagador… como tu amor.
Qué placer despertar con esa dulce sonrisa, con el cálido abrazo y caricias compartidas; mira qué bonita, qué bonita es esta vida, que el atardecer suspira y mis labios se intimidan por lo grande de este amor.
Ay, qué bonita mi mañana y qué bien calienta el sol, para dar un caminito, de la mano pegaditos, con tu cabello al viento y mis pasos todos lentos para que no corra el tiempo y se queden nuestras huellas en la orilla de los dos.
Vida, quién soy yo para tenerte; que los días duren siempre, que las noches se hagan días, que las nubes escondidas se rindan ante el sol. Vida, que feliz me hace quererte, y si no es tanta molestia, brindo hoy a tu salud y aunque beber no es virtud, brinda tú con un café, como muestra de los dos, de los nombres que una vez se juntaron para una historia que dio vida a este atardecer.

Suave voz que me encandila, musa de mis cantares, qué bonita es esta vida y qué dulce este café.

jueves, 17 de octubre de 2013

Creo

- Crees que podamos vernos?
-  Yo creo, y con eso basta.

Creo que aún, tal vez, piensas en mí; lo parece en el tono de tu voz, tan suave, tenue, tímida; lo parece en los pedidos nostálgicos de recuerdos mantenidos mutuamente, en abrazos al pasado, en miradas añoradas, en suspiros que van al viento y de pronto... caen sobre el espacio pequeño que nos separa, y que tras una mirada temerosa nos une sin querer (no lo sé).

Creo que aún, tal vez, nada tiene fin; o es un deseo, un deseo infinito que se cuelga de mi espalda, amarrado a mis brazos con tal fuerza que me encorva. Quizá es un deseo fúnebre, un deseo vestido de luto como yo, como esta presentación anónima para ti, lejana presencia que a pesar del tiempo... que a pesar del tiempo me rodea, se apodera de mis palabras, de lo que escribo, de lo que sueño (no lo sé).

Creo que morir es una sensación, es aquella que tantas veces me hizo escribir a la orilla de aquella playa cómplice, fría, solitaria, fiel compañera de un salud con vino blanco, de un cigarrillo y una libreta confidente que luego se desojaría para unirse a las lágrimas de aquella que moría, una vez más. Morir es una sensación tan común, tan simple como el exhalar un suspiro acompañado de la expulsión impotente de una lágrima y un sentimiento de dolor. Común, como esta sensación de creer que piensas en mí con sólo escuchar tu voz, con solo mirarte nuevamente dormir, como si dormido me dijeras algo (no lo sé).

No quiero nada que nos haga mal, mi mano aún a la distancia busca formarse como cuando la llevabas hacia adelante; inevitablemente volteo hacia un lado como esperando verte allí, al ritmo del corazón, al ritmo de un camino breve, común, finito, cómplice, claro, fresco... y caprichosamente me adentro en ese sueño, en ese sueño donde nada duele, donde seguimos caminando al ritmo de la balada donde Yo creo, y con eso basta.

Ya no quiero verte tan triste así, creo que estás llorando; mi confesión temerosa va camino a ti, de la mano con el desesperado deseo en que creo que aún piensas en mí. Escapando del adiós al que estamos acostumbrados, del camino cubierto de malos recuerdos, de huellas ajenas invadiendo el sendero. I know is real, my love is real.

Yo creo que esta vez voltearás, que esa mirada durará más de unos minutos, que nunca saldrá de tus labios la palabra "adiós". Creo que los recuerdos que pediste se quedarán en tus brazos para compartirlos nuevamente con los dos, para unirlos, para completar la propiedad común de nuestras vidas. Creo que los suspiros serán una melodía que nos llevará a bailar un vals, uno de esos que me cantabas al oído, que tus manos bordearán mi existencia y volaremos como el último viaje por las nubes de algodón.


Yo creo que tal vez piensas en mí... Yo creo y con eso basta.


martes, 15 de octubre de 2013

Nieve

- Para eso sirve el tiempo?
- Entre otras cosas
- Quiero que se detenga.

Pálido recuerdo que bordea la locura de mis pensamientos esta noche fría, más fría que la carta con que me diste el último beso, la misma que hoy llena mi espacio, me llena por completo, como si recobrarte, un último intento, fuera posible. 

Pálido recuerdo, tan etéreo como todos mis pensamientos, tan vacío como la figura de mí, muerta, con la canción a medias, con el poema a medias, con la copia media rota y las huellas en la nieve, sin regreso.

Pálido recuerdo, como las ganas de irte que no me dejaron más que un cielo cubierto de desesperanza, tan profundo como las pisadas que di al buscarte, tan meditabundo como buscando una razón inexistente a un adiós inesperado.

Pálido recuerdo, tiemblo al recordarte, tiemblo de tan sólo pensarte y muero, los buenos momentos se me van, con el tiempo, y he querido seguir manteniendo mi último refugio, el último refugio donde guardo tu amor, tu risa, tu sueño.

Pálido, como pálidos eran tus últimos besos, así es el último, el final, el más doloroso recuerdo grabado en el alma, grabado en la nieve, grabado en las gotas silenciosas que hoy y siempre bañan mi dolor; pálido recuerdo como esta nieve fría, con esta noche fría, como esta mujer fría que vive sin vivir, duerme sin dormir y ama sin un amor al que abrazar.

Por qué sigue corriendo el tiempo? Me roba más segundos, traicionero; me lleva de este sueño en el que te tengo, un sueño del que despierto y nuevamente cierro los ojos a ver si te encuentro. Pálido recuerdo, me he alimentado de ti por tanto tiempo, aquellas huellas en la nieve se van, como él, como tantos de mis suspiros cuando despierto, y desvanezco. 
Es que acaso volverás? Volverán a formarse las huellas en la nieve, esta vez tuyas? Volverás a decirme al menos si valió la pena? Pálido... pálido recuerdo, apenas te tengo en la memoria, cada suspiro parece el último, el último dolor, el último dolor, the last pain... to death.

Para esto sirve el tiempo, para hacerme ver que no estás, pues quiero que se detenga, o morir para no ver más esta pálida existencia, hoy me marcho, hoy vuelvo a caminar por esa nieve que he odiado desde que partiste, hoy vuelvo a pisar aquellas huellas, de ida, ya no de regreso.


Hoy muero, hoy abandono el recuerdo de este adiós insufrible, hoy dejo estas lágrimas acompañando el sendero. Es que nunca volverás? Volveré yo, historia finita de un amor moribundo, un amor pálido, como este recuerdo que no he podido congelar... en esta pálida y fría nieve... like me.

A tiempo (te eché de menos)



- ¡A tiempo!
- Es que volamos.
- Literalmente
- No, en un avión.

Te eché de menos, no tanto, quizás sólo un poco. Te extrañé, algo, casi nada; en realidad, no. Te fuiste, eso recuerdo, me lo dijiste, pero olvidé cuando. Volviste, cuando lo dijiste, puntual, llegaste y no había notado tu ausencia.

El tiempo pasó, como siempre, sin esperar; el tiempo voló, sin alas de avión, sin ala izquierda, me dejaste la derecha cuando necesitaba las dos para no irme a la deriva, de lado, al lado oscuro, cómplice, vecino, colindante de tu ausencia y tu presencia, de tu regreso sin despedida.

Horizonte, una luz naranja, amarilla, ámbar, indecisa; cielo celeste, quizás gris, quizás sí, quizás no, quizás, quizás, quizás; manto blanco, debajo tú, más abajo, imperceptible, sin estar, bajo un alfombra de nubes, un camino etéreo, la dimensión de tus ojos rojos, suspendidos en el aire, en un recuerdo, en una bocanada de tabaco sideral made in god, maybe, may be.
A diez mil metros, flotando, sin aire y aéreo, dormitando a medio respirar, con una canción de Danitse, así como ayer, sin luz, con dos mensajes en camino y la prohibición de fumar apagada. Con el corazón encendido, afuera no respiro, adentro palpito y el estómago se hace un nudo cuando empieza el descenso, en picada, caída libre, free falling con la cintura que aprieta donde no debe, donde el alma debe, adeuda, se aferra a una nube sin descender, sin caer, esperando al mar calmo, a un salvavidas, ese mensaje divino que llega antes, sólo ese, el que no quería, el que me da la hora, a tiempo, de vuelta, aquí, a donde pertenezco, a esta rutina de holas y adioses, de echarte de menos cuando debería echarte más, echarnos más, arriesgarnos a volar hacia ese horizonte cercano para llegar on time, on, siempre encendidos con la llama brillante, con el corazón ardiendo, más oxígeno, más carbón, combustión, a toda máquina, para llegar juntos, para arribar al mismo aeropuerto, brillando en la noche, eclipsados, en solsticio de invierno, brillando con un rayo de sol, brighter tan sunshine, literalmente, figuradamente, always a tiempo, siempre on time.

(Colaboración de FM - http://fateormagic.blogspot.com/)

lunes, 14 de octubre de 2013

En la pileta de San Blas


Quedan apenas unos minutos para despedirnos del lugar cómplice de las previas. Pido la cuenta y bajo del banco, me duelen las piernas, he caminado tanto y empinado que este pisco peruano por más que sea mejor, no me ha quitado el dolor. Hey, pasas mirando de soslayo a ver si alguna turista te resulta atractiva. Aquí voy yo. Salgo del bar y en la entrada saco un cigarrillo, no me invitas a encenderlo, entiendo entonces que no eres un caballero, conforme estás para una noche que no deje recuerdos, para una noche que sólo me deje una sensación. Enciendo mi cigarrillo, aquí en San Blas el tabaco sabe igual, te miro de repente y entiendes, sí, esta noche te quiero a vos. Te acercas y confirmas el mismo deseo, te parece que caminemos? Iniciamos una conversación sobre el uno, sobre el otro, yo te imaginaba a la vez sobre mí, y a mí sobre vos. Vinieron las risas, nos sentamos en una banca frente a la pileta nocturna de este pueblo de turistas auto exiliados, el sonido del agua cayendo a nuestras espaldas era el fondo musical a nuestras historias, de pronto vi tus ojos, me había distraído con tu boca, las luces tenues de la pileta se unieron al compás del agua que caía, tal como caía yo, tal como me perdía yo, tal como me rendía yo. Nuestros deseos se confundieron, esto no era lo que había planeado, not now, not today.
Mi sonrisa se transformó en una mueca de miedo, de pena, una mueca de "no puedo", "no quiero",  "not this time, not again", y al parecer entendiste, y maldijimos San Blas, su pileta y el bar, porque nos engañó, porque lejos de placer nos dejó una noche de recuerdos, una noche de miradas, una noche de a dos, una de esas que se escribe, una de esas que no muere, que se queda grabada no sólo en esta plaza sino también en estos dos.
Va cayendo el agua de la pileta mientras tanto, tú y yo pensando, si esto queda en una historia de San Blas o si la llevamos en el avión... y aún ahora, a punto de aterrizar no tomamos esa decisión.

No eras tú, eran mis ganas de amar


Cómo pudimos estar cubiertos de una manta gris por tanto tiempo, desde hace unos minutos puedo ver nuevamente el cielo, es de un celeste claro, como tus ojos, con párpados color nieve, color frío como el día en que me dijiste adiós.
Veo las montañas, me veo a mí mismo parado mirando el horizonte, buscándote, extrañándote, dibujándote en la quietud del mar como queriendo guardar en aquel instante un pedacito de ti.
Me estremezco, el cielo entiende mi tormento y se alborota, me cubre con un manto de algodón bruscamente como queriendo que despierte, que despierte del sueño en que creo que me amas... y muero.
Me he calmado, estoy sobre un colchón de ilusiones imaginarias, de mentiras de esas que uno se forma para continuar viviendo, estoy sobre una nube de algodón como aquel entonces, y entonces entiendo, no te quiero, es un sueño, es un deseo permanente de amar que tengo, es un anhelo de entregarme por completo, soy yo, esta vez soy yo y doy la vuelta, le doy la espalda a la idea de decir adiós a lo que no tuvo nunca un inicio, y viene a mí esa sonrisa cómplice que si me dice adiós a mí, good bye my lover, good bye my friend, debo despedirme de mí mismo, del lado siempre enamorado, de la lágrima, del salud por una ausencia, del insomnio, de la pena, de la carta, del beso y buenas noches, del tequila, de tu voz.
Good bye, my lover; cierro los ojos para no ver más, a ver si dejas de existir en mi memoria "como tú" para quedarte tan solo grabada "como una ilusión".
Good bye my friend; tu recuerdo en el mar se ha disipado y yo aquí recostado sobre un manto de nieve vuelvo a sonreír.
No te amaba, hoy lo supe; no te amaba, era yo.

viernes, 4 de octubre de 2013

Insomnio

 
 
Siento tus dedos dibujar un temerosa curva por mi frente, mi cabello sucumbe ante tu deseo de desenmascarar lo que siento y se aparta, pareciera que pudieras leer mis pensamientos, así que aparto la mirada, como queriendo alargar la espera, alargar mi partida en un tren sin retorno, alargar una noche más despierta, abrazando el insomnio que hoy nos quiso acompañar. Al sentir el roce de tus dedos me estremezco, será que puedes sentir lo que yo siento... es una idea que me asalta, como ayer a este tren, pero no para despojar a la gente de aquello con lo que carga por la vida, sino como un escalofrío porque mi cuerpo me delate y de pronto sepas por qué no duermo por las noches.
Suspiro, se me escapa un suspiro, imagino aquel cielo testigo de una primera mirada de amor, si tú supieras, If you know... este vacío a la espera de ti. Si lo supieras, mi vida, este camino errante sería el único al que le diría adiós, también al insomnio, una vez que me cobije en tus brazos antes de darle la bienvenida al sol. Si te dijera que cada día me grabo un recuerdo, como ahora cuando me arreglas el cabello, si te dijera que sueño con mi regreso, creyendo inevitable mi partida, si tú supieras lo largas que son las noches, quizá, tan solo quizá te quedarías.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Mamihlapinatapai



- Me hubiera gustado que historia tenga que ver con significado de palabra.
- Disculpa, es que tenía tanto que hacer, que quería matar a alguien...


Salud, afuera el frío empuja la mampara para recordarme que es de noche y la luna brilla, aún en tu ausencia, MAgica ausencia que alimenta un leve sueño MIo, tuyo, nuestro, un sueño de Idas y vueltas, Hilos entretejidos en una historia siniestra en que una LApida fría se graba con el mensaje de la infidelidad incierta, de una noche con velas que se apagan, como mi amor por ti, como una PIntura que brota de un deseo marchito, manchado, gastado, burlado como jamás imaginó este ser nauseabundo en el que me he convertido, un ser indeseable, una NAda, muerto en el recuerdo de un amor ahora ausente, recuerdo TApado con el manto de la mentira, con una copa llena de vino PAra ahogar la pena, para ahogar tu recuerdo, para ahogarte a ti, lastimera responsable de mi fracaso, intocable, inviolable, inalcanzable, Infiel tormento de mi vida y mi muerte, maldita responsable de mi pesar. Cuánto quisiera estar muerto en verdad, cuánto quisiera la muerte más concisa del mundo.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Suspiro


Suspiro de limeña mazamorrera, de dulce color del vino, de postre para comer y llevar, hoy y siempre, tapada de antaño, destapada de ahora, de esta noche que espera al sol para abrigarla, de este momento en una barra con una botella cómplice jugando con la copa, mojando, inundando, colmando mientras yo, igual, mojado, inundado y colmado de tus recuerdos, de una frase perenne, de la imagen multicolor en mi pantalla, fondo de cristal líquido, tapiz rouge de circo, de una noche que no es esta, en la que hubo sofá, bossa y vino. La nostalgia de saberte lejos, saudade. Pensamiento fugaz hasta que la música se apague y nos llegue el silencio, hasta que el vino se acabe y fluya el sentimiento, hasta que el sofá ceda para acogernos, entonces ceden también botones, cierres y pasadores, caen las prendas, caemos rendidos, cae la botella sobre la copa y la rompe, un crash con tintineo, una vuelta al ahora, vuelta y media y despedida, good bye my lover, adiós mi amor, a Dios le pido que te vaya bien, a Dios rogando y con el mazo dando, adiós que aquí me quedo, en la barra, en el bar, con el sabor de tus labios, el recuerdo de la última gota y la copa rota.

FM

Jueves




Siento un frío en el pecho y ardor en la nariz, cuesta respirar en esta ciudad. Me he levantado de un sueño en que por fin levantaba vuelo, por fin, luego de estar varado lejos de ti. Camino hacia el lienzo que me trasporta, llevo los dedos empapados de azul, como ese cielo que te veía caminar una tarde por Cancún. Cielo, te veía, superficie, altitud. Arriba, azul arriba para seguir viendo ese acompasado andar.

Recordarte tan altiva me ha excitado, se ha encendido el rojo pasión guardado para nuestro próximo encuentro, te veo venir con el camisón que guarda todas nuestras noches y esconde todos tus pecados, suavemente tiras del cinturón y al compás con tus labios se entreabre el camisón y deja ver, para mí, sólo para mí, un cuerpo del que emana el deseo por una noche de reencuentro, sólo para dos, esta vez para dos. Rojo, rojo pasión, son gotas de sudor las que nos delatan, gotas circulares, voy grabando algunas gotas en el lienzo, un lienzo con sabor a amor.

Formo tu perfil con ese rojo, porque amor eres tú, porque pasión eres tú, e inevitablemente al verme aquí sin tu cuerpo sobre el mío me invade el miedo. Sé que volveremos a vernos pronto, lo sé, pero estoy aquí, tratando de vivir de esos recuerdos, conversando con la melancolía mientras vuelves, y me siento solo, negro, oscuro, tristemente oscuro como todos los jueves.

Con ese negro voy dando forma a tu rostro, al rostro que dentro de poco no podré dejar de mirar. Me he enamorado incluso de la ausencia que dejas al partir una y otra vez. Odio los domingos, odio amanecer extrañando tu cuerpo y viviendo con la esperanza de un viernes en que te vea volver.

Te he retratado, morena, te he retratado con la mirada triste como anhelando que estés igual que yo, sola, con la melancolía frente a ti reclamándome, a ver si un día la palabra adiós deja de existir entre nosotros, y un jueves pueda amanecer contigo, tirar al tacho la pintura de la morena triste y dar una nueva forma a nuestras vidas.

Te he retratado triste, porque en el fondo, quiero que me extrañes más que yo, a ver si un día dejas de partir y vuelves a nuestra historia para dos.

Volcán de chocolate




Ubinas, Misti, Etna, Karakatoa, todos llegan a mi mente, nevados, con una bufanda blanca, un deshielo de hace siglos, un vestigio y una llamarada que se fue pero volverá, como en la canción, porque todos vuelven, vuelve la lava, vuelve el humo blanco, habemus papa, habemos y permanecemos. Te lo dije, seguimos y seguiremos y hasta regresaremos porque, insisto, todos vuelven y nosotros aquí, frente a un volcán de chocolate, frente a un dulce deseo, a una tentación de a dos, de esas de locura en un restaurante de locos, como su nombre,  como nuestro encuentro. No debimos. No deberíamos ni beberíamos, pero lo hicimos y lo haremos, porque siempre volvemos, siempre es como el nunca que no se debe decir pero que pasa. Hoy, como ayer, estamos, permanecemos, quedamos y vueltos al mismo lugar, vueltos y envueltos entre sábanas, en la sabana bajo el volcán, en un desierto y un dessert de chocolate, un postre para los dos, para este reencuentro en el que la cuchara rompe, cava, deja que el líquido marrón se derrame, al igual que mi lágrima que cae sin fin, sin retorno, sin ti. La cuchara coge, recoge, deja que el líquido marón la inunde, al igual que mis pensamientos que emergen, que regresan a ti. La cuchara avanza, se desplaza, surca el espacio hacia su destino final, al igual que lo he hecho hacia ti. La cuchara ingresa, se introduce en mi para dejarme el sabor final, el recuerdo de ti, de un beso de chocolate, de un kiss con mensaje, de un retorno, un círculo vicioso, un vicio circular, una fragancia amarga, bitter, erupción total, destrucción masiva, idas y venidas de cucharas, gotas de lava cayendo, manchando, untándome el cuerpo, marcando el alma, aletargando el deseo, perdurando el encuentro de las seis.

FM